¿Por qué somatizo? Cómo las emociones afectan a mi cuerpo

Seguramente alguna vez habrás sentido como el estrés del día a día, la ansiedad, los disgustos o la preocupación hacen mella en tu salud física. Ya sea tensando los músculos de tu cuello, los de tu mandíbula… con un dolor de cabeza o de estómago o con nauseas, vértigos, mareos… Esto sucede porque tus experiencias físicas y emocionales están conectadas, es decir lo que sucede en la mente pasa al cuerpo.

En mi caso, siendo PAS y sin haber tenido mucha educación emocional de pequeña, me ha costado años y tiempo el poder conocerme y entender cómo las emociones se reflejaban en mi cuerpo.

¿Qué es somatizar?

Según la RAE somatizar significa: Transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria.

Es decir, somatizar es lo que sucede cuando las emociones reprimidas o no atendidas se manifiestan físicamente. Es la manera que tiene nuestro inconsciente de llamar la atención sobre un problema que no estamos afrontando, tratando o erradicando.

Somatizar es que un malestar psicológico o emocional se exprese a través del cuerpo, mediante molestias físicas reales que se sienten y que son dolorosas, y esto es debido a que tenemos emociones que no estamos siendo capaces de liberar.

La mente tiene un poder extraordinario y éste puede llegar a hacer que nuestro cuerpo enferme. Esto sucede porque no somos capaces de expresar abiertamente nuestras emociones o porque tratamos de acallarlas y ocultarlas.

Cuando desde pequeña has aprendido a tratar de no incomodar, a tratar de encajar, a no hablar, a no decir para que los demás no se ofendan o no se enfaden, implica que llevas demasiado tiempo callando, evitando tus verdaderas emociones y tu ser. Esta actitud mía desembocó, sin saberlo, en una gran somatización y por lo tanto en dolor y enfermedad.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la somatización?

Las emociones forman parte de la existencia humana y no sólo tienen repercusión en nuestra mente sino que también la tienen en nuestro cuerpo. Las emociones más comunes que suelen generar somatización son el estrés, la ansiedad, la tristeza o la depresión. Pero también una experiencia traumática, conflictos, malentendidos, miedo…

  • Un estado de estrés crónico tiene efectos negativos para nuestra salud y lo podemos reconocer en síntomas como tensión muscular, dolores de cabeza o fatiga.
  • La ansiedad y el preocuparnos de manera excesiva, puede generar síntomas como sudoraciones, palpitaciones o sensación de ahogo, problemas de piel, elevado cortisol…
  • Cuando una tristeza prolongada se convierte en depresión, esta emoción puede incidir sobremanera en nuestra salud, ya sea con la pérdida del apetito, dolores corporales o problemas para dormir.
  • Cuando hemos vivido una experiencia traumática, podemos vivir un flashback somático haciendo que volvamos a experimentar físicamente el trauma, sintiendo dolor, malestar o las mismas sensaciones desagradables que originaron el trauma. El trauma en el cuerpo se puede manifestar a través de la disociación, desconexión, entumecimiento, dolor físico…
  • Tener problemas con las personas de nuestro entorno puede llegar a afectarnos físicamente, causándonos problemas de ansiedad, hipertensión o problemas cardiacos.
  • Vivir con miedo o con una sensación de alarma constante, puede llevarnos a sentir en el cuerpo angustia, irritabilidad, bloqueos, nerviosismo, sentimientos de inferioridad o de culpa, palpitaciones, aumento del ritmo cardiaco, falta de aire… entre otros síntomas.

Al somatizar podemos vivir una gran variedad de síntomas, los más comunes son:

  • Gastrointestinales: diarrea, estreñimiento, hinchazón de vientre, reflujo, dolor abdominal…
  • Sexuales: bajada del lívido, alteración en la menstruación, sequedad vaginal, dificultad en la erección…
  • Respiratorios: falta de aire, taquicardias, ahogos, dolor en el pecho…
  • Neurológicos: cefaleas, dolores musculares, vértigos…
  • Musculares: contracturas, calambres, pinchazos, dolor en las articulaciones…
  • Problemas cutáneos: dermatitis, psoriasis, picor…

Que nuestras emocionen se expresen a través del cuerpo no es nada malo, el problema normalmente viene cuando nuestro cuerpo nos habla y no lo escuchamos, cronificándose así los síntomas o las dolencias, convirtiéndose en enfermedades que acaban interfiriendo en nuestra salud y en nuestra vida diaria.

Saber reconocer estos síntomas puede ayudarnos a manejar mejor nuestro bienestar emocional y físico. Por ello es importante, escucharnos, tratar de entender qué le ocurre a nuestro cuerpo y en nuestra mente y ponerle remedio o solución.

Conexión mente-cuerpo

Entender y conocer la conexión de nuestra mente y nuestro cuerpo es importante para poder entender cómo nuestro  día a día, y cómo nos enfrentamos a él, incide en nuestra salud haciéndonos somatizar.

En el momento en el que somos capaces de entender que las sensaciones físicas que sufrimos pueden venir de nuestros estados emocionales, podemos entender nuestro bienestar desde una nueva perspectiva. Es necesario que cuidemos tanto de nuestra salud física como de la emocional para poder lograr un equilibrio saludable.

Creo que soy la reina de la somatización, he tenido temporadas de estrés muy elevado, he vivido alguna experiencia traumática que me ha hecho revivir una y otra vez el trauma en mi cuerpo, he sentido tristeza y miedo, por lo que he sentido dolores físicos a nivel gastrointestinal, muscular y respiratorio… haber sabido con anterioridad, la importancia de la conexión entre nuestra mente y nuestro cuerpo y los efectos de la somatización, me hubiera ayudado a entender y a darle solución a lo que me estaba ocurriendo antes de tiempo.

Autoconocimiento

Con el tiempo a prendes a conocerte y entender que las señales que te envía tu cuerpo son claves para alcanzar un equilibrio emocional y mental. Para ello debes prestar atención a los síntomas físicos de tu cuerpo que son indicadores de los estados emocionales por los que pasas.

Conocer tus propios patrones emocionales y cómo se reflejan en tu cuerpo es fundamental para prevenir la somatización.

Es importante dedicar un tiempo a reflexionar sobre tus emociones y cómo las sientes físicamente. Darte cuenta de lo que te ocurre, identificarlo y aprender a gestionarlo mejor para sentirte mejor y no somatizar es un aprendizaje necesario.

Somatización

¿Cómo saber si estoy somatizando?

Para saber si estás somatizando y aprender a gestionar tus emociones es necesario que te hagas ciertas preguntas.

10 preguntas que tienes que hacerte para saber si estás somatizando:

  • ¿Desde cuándo identifico que estoy sintiendo esto?
  • ¿Puede estar relacionado con la forma en la que me siento?
  • ¿Qué estoy viviendo que pueda estar afectándome?
  • ¿Qué situaciones o emociones me suelen afectar y dónde las siento físicamente en mi cuerpo? Es importante reflexionar sobre qué situación o emoción me afecta y dónde he notado los síntomas físicos de esas emociones.
  • ¿Cómo expreso mis emociones y qué impacto tienen en mi cuerpo? Si me suelo callar, si callo hasta que un día de repente exploto… tengo que evaluar cómo gestiono mis emociones y si las puedo gestionar de una forma mejor.
  • ¿Me estoy cuidando tanto física como emocionalmente? ¿Pongo límites, descanso, hago deporte, como bien o todo lo contrario? Debo evaluar cómo me cuido.
  • ¿Cuándo me afecta una emoción, antes de que pase, en el momento en el que está pasando o después de que pase? Si siento dolor antes de ir a algún sitio o de ver a alguna persona, si lo siento en el momento o una vez que ya ha pasado. Debo reflexionar sobre cuándo noto ese dolor o después de qué lo noto.
  • ¿Qué emociones son las que más me afectan? Reflexiono si lo que me suele afectar más es el estrés, el miedo, el estado de alerta continuado, los disgustos, y dónde suelo sentir estas emociones mi cuerpo.
  • ¿Puedo expresar qué me ocurre y eliminarlo de mi mente? ¿Me siento sólo, puedo apoyarme en alguien? ¿Hago las cosas que realmente me gustan y me hacen sentir bien?
  • ¿Cuáles son mis estrategias actuales para lidiar con mis emociones y cómo puedo mejorarlas?

Con estas preguntas y sus conclusiones podrás aprender a identificar y gestionar mejor tus emociones para sentirte mejor y no somatizar.

En resumen, las claves son identificar la emoción, ubicarla en el cuerpo, expresar con palabras aquello que sientes y tratar de sacarlo fuera de tu cabeza. También tratar de llevar un estilo de vida saludable y rodearte de personas significativas para ti, así como realizar actividades que te gusten y te hagan sentir bien te ayudara a mejorar.

Somatizar no es inventarse el dolor

A menudo cuando somatizamos y tenemos distintas molestias (ya sea dolor de estómago, de cuello, inflamación…) empezamos una peregrinación por distintos médicos, que puede durar años; no nos inventamos el dolor, lo que nos sucede es real, lo único que las pruebas no dan resultados o los médicos sólo se centran en paliar el síntoma no el origen. No ceses en la búsqueda, tú sabes que es real, tú sientes tu cuerpo, busca un doctor que tenga una visión integral de la medicina, que conozca los efectos de la somatización y que no sólo cure el dolor sino el origen del mismo. Esta sintomatología se tiene que tratar de forma multidisciplinar de ahí la dificultad de poder tratarla.

Durante más de 10 años he tenido inflamación, dolores y molestias estomacales, bruxismo, dolores musculares en cuello y espalda, psoriasis… he visitado muchos médicos tratando de entender qué me ocurría y de que me dieran un diagnóstico y una solución. Insiste, persiste, no dejes de buscar una solución, no ceses hasta dar con el profesional que te ayude a paliar los síntomas de la somatización. Está claro que no te lo inventas y que algo ocurre. Todas las enfermedades tienen un componente detrás y tú, no te lo inventas tu dolor y malestar es real, aunque no exista una explicación médica para tus síntomas.

En todo este tiempo he pasado por manos de fisioterapeutas, osteópatas, médicos digestivos, kinesiólogos, psicólogos, dermatólogos… de los he ido sacando información y comprendiendo mejor mi cuerpo y mi mente, la ayuda de estos profesionales es muy valiosa, encuentra aquel que realmente entienda tu caso y tenga una visión completa del problema para poder ayudarte y darte solución.

Por otro lado, y tras mucho ensayo y error, aquí te dejo un listado de cosas que a mí me ayudan a sentirme mejor y a no somatizar tanto.

Claves para dejar de somatizar

Te dejo una serie de estrategias que a mí me ayudan a mantener un correcto equilibrio cuerpo-mente y a no somatizar tanto.

Herramientas para combatir la somatización:

  • Identifica que hay un problema y no lo evites
  • Pide ayuda profesional.
  • Trata de cambiar tu manera de pensar.
  • Expresa lo que sientes de manera adecuada, habla con un amigo, escribe un diario, pinta…
  • Cuídate mucho. Cuida lo que ves, lo que lees, con quién te juntas, establece límites…
  • Protege tu rutina diaria, adopta buenos hábitos.
  • Practica la atención plena y trata de meditar a diario.
  • Ten una alimentación saludable, somos lo que comemos.
  • Realiza deporte para mejorar tu estado físico y de ánimo, ya sea yoga, natación, correr…
  • Estate en contacto con la naturaleza, date baños de sol, de mar, paseos por el bosque…
  • Ábrete a los demás, socializa.
  • Mantén una actitud positiva ante la vida, esto es muy importante.
  • Reflexiona sobre tus emociones y cómo las sientes en tu cuerpo para identificar patrones y desencadenantes.

Sé que son muchas cosas a tener en cuenta, sé que es duro y difícil adoptar tantos hábitos nuevos en tu día a día, pero no te juzgues, ves poco a poco, da un paso tras otro. Siéntete acompañado por un buen profesional y verás como poco a poco todo mejora. Te lo digo por experiencia, yo he cambiado muchas cosas en mí día a día. Todavía tengo síntomas reales y cada día trato de manejarlos de forma que no me impidan vivir mejor. Yo todavía estoy en el camino, pero he notado una gran diferencia al adaptar estas herramientas que me ayudan a combatir la somatización.

Porque ya lo decía Frida Kahlo “Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”.

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