Yayoi Kusama, una vida dedicada al arte.

La historia de Yayoi Kusama es la de una vida consagrada a la creación artística, la de una joven que rompe con todo lo establecido para perseguir su sueño. Una vida con altibajos, con momentos duros y dolorosos, un viaje personal hasta el Ítaca del reconocimiento luchando contra el sexismo, el racismo, las críticas y los problemas psicológicos.

Hoy en día, Kusama es la artista viva más exitosa y la que más afluencia de público recibe en sus exposiciones, que se encuentran repartidas por todo el mundo. Kusama es valorada por los críticos de arte y gracias a las RRSS amada por millones de personas en todo el mundo. Ha conseguido, debido a su propio imaginario, crear una visión única y personal que hace que sus obras sean fácilmente reconocibles.

¿Quién es Yayoi Kusama?

Yayoi Kusama Artista

Yayoi Kusama nace en 1929 en Matsumoto, Japón. Ya desde pequeña, para evadirse de su complicada infancia, -una madre iracunda y desgraciada que la enviaba a espiar a un padre mujeriego con sus amantes -, la pequeña se refugia en el arte; siendo para ella una terapia, una válvula de escape y lo más importante, su gran pasión.

Con 10 años empieza a crear, su sueño es ser una gran pintora. Ya desde sus inicios utilizaba en sus creaciones los puntos, los lunares, las redes, pequeños triángulos, esferas, flores invasivas… muchas de sus obras se centran en la sensación de estar perdido en el entorno, es decir, de perder la individualidad, de un concepto de espacio que cambia y se expande rápidamente.

En su juventud, decidida a triunfar en el mundo del arte y arriesgando su vida, escapa de un clásico Japón que no comprendía su arte y de su tradicional familia que quería que se casara, para marcharse a Nueva York. Kusama era consciente de tener una visión, pasión y voluntad enormes para conquistar el mundo del arte.

Etapa en Nueva York

Una vez en Nueva York no lo tuvo fácil, primero por el hecho de ser mujer, ya que el mudo del arte era un mundo de hombres que no la tomaba enserio, y segundo, porque era además extranjera.

Aún así Kusama no cesaba en el intento de ser reconocida por su arte, sus pinturas eran algo totalmente diferente, muchas tenían aspecto de tapiz con excelentes texturas, su mundo de puntos y lunares reflejaba su interior, sin duda sus creaciones eran muy llamativas, originales e hipnóticas.

Kusama ha sido precursora de los movimientos del arte pop, el minimalismo y el arte feminista. Era cohetania de Andy Warhol, Claes Oldenburg, James Rosenquist, Donald Judd… Ella creaba obras de igual importancia a la de estos, pero sus creaciones no conseguían la misma notoriedad. Digamos que el sexismo y el racismo eran la causa. Kusama pintaba, hacía esculturas… de hecho, fue la primera en utilizar la costura para la creación de esculturas blandas; sin embargo sus compañeros, se inspiraban en sus obras, la copiaban y a ellos se les atribuía el mérito. Debido a esto Yayoi tuvo una gran depresión, llegando a encerrarse en su apartamento para que nadie viera sus creaciones, por miedo a ser copiada.

La artista preocupada por su salud mental, fue a ver un psiquiatra que la diagnosticó desorden obsesivo compulsivo. En sus obras se puede observar parte de su trastorno, al ver la forma tan repetitiva en la que utiliza sus obsesiones y fobias. Digamos que cuando algo entra en la mente de Kusama no puede deshacerse de ello; de ahí sus reminiscencias fálicas y sexuales, así como las flores, los lunares etc. constante continua en su obra.

Para Kusama: “La acumulación es consecuencia de mi obsesión, es el tema central de mi arte” “Mi trabajo se trata de plasmar mis problemas psicológicos en arte”. La única solución que encuentra la artista para contrarrestar su desorden mental fue simplemente la de pintar y esculpir aquello que veía en sus alucinaciones.

Kusama continua con su ritmo frenético de trabajo, y crea la “Habitación de los espejos” o “Infinity room”, donde es la primera artista que consigue traspasar los límites del espacio, adueñándose de éste en busca del infinito.

En los años 60 Kusama llega a exponer su arte en Europa. Es una artista outsider, que pone en práctica una idea subversiva en la Bienal de Venecia; colocó -sin invitación- esferas de cristal enfrente del pabellón italiano, lo llamó “El jardín de los narcisos” dispuso una señal con un cartel que decía “Tu narcisismo en venta” donde vendía arte por un puñado de dólares, lo que era una idea escandalosa e incendiaria, ya que el arte debía de ser caro y elitista.

Ella conocía la importancia de la publicidad y la generaba para dar a conocer sus trabajos de vanguardia mediante protestas, performances, happenings, body paintings, manifestaciones antibelicistas, desnudos… Kusama quería transmitir la esperanza de un mundo mejor a través de su obra. Una artista integral que realizaba cualquier tipo de arte, moda, pintura, escultura, performances, películas… como la innovadora e interesante “Kusama self Obliteration”.

Poco a poco, el respeto ganado a principio de los 60, lo fue perdiendo por sus acciones radicales cada vez más populistas. Yayoi se encontraba desorientada y deprimida. A esto se le suma, la muerte del pintor y escultor Joseph Cornell con quien mantuvo una la relación platónica. Finalmente toma la decisión de volver a empezar de nuevo en Japón.

La vuelta a Tokio

El recibimiento en Tokio no fue el esperado, tratada como una mujer escandalosa y descarada fue rechazada por la prensa, el mundo del arte y de nuevo por su familia.
Fue la peor época para Kusama, sus problemas psicológicos se maximizaron, intentó suicidarse, pensaba que no podría pintar más debido a tanto rechazo. Sus obsesiones la perseguían, se salían del lienzo y se expandían… esas obsesiones son plasmadas en sus obras infinitas y expansivas, sello de identidad de la artista, donde se mezcla fantasía y realidad y donde nada es lo que parece.

Finalmente encuentra una salida, gracias a un centro médico en el que los doctores tratan a sus pacientes a través del arte. Una vez allí Kusama se siente segura y vuelve a pintar y a hacer collages.

El resurgir de Yayoi Kusama

-Cuando dejó de buscar la fama que anheló, fue cuando la encontró-. Por casualidad, cual ave fénix, y tras 20 años sin exponer en Nueva York la buscan para hacer una retrospectiva de su obra, que dio pié a la reconsideración de su trabajo.

En 1993, consigue asistir a la Bienal de Venecia en representación de Japón con una exposición individual -cuando el país normalmente llevaba obras de 2 ó 3 artistas-. Pasa de ser una creadora independiente sin invitación -como estuvo la vez anterior que visitó la Bienale– a estar en la exposición de arte de Venecia siendo la primera mujer en representar a Japón. Allí pudo sentir el reconocimiento, el cariño y el afecto de la gente hacia ella y su obra.

Kusama lleva más de 40 años viviendo recluida,- por voluntad propia-, en el Hospital psiquiatríco Seiwal. Tiene su estudio a dos calles del centro, así que va y viene del trabajo a la terapia. Gracias a este lugar seguro, se permite explorar los límites de la mente humana, jugar con el lenguaje, investigar los colores y las formas, explorar sobre el misterio de la existencia y plasmar todo su mundo interior en sus obras, utilizando sus traumas para fines más que productivos, su arte.

Yayoi Kusama ha luchado toda su vida por el reconocimiento, ha dedicado su existencia al arte, que es su modo de estar en este mundo, de canalizar, de expresarse… una genio con una obra hipnótica y conmovedora. Es una artista integral pintora, escultora pero también escritora y poeta.

En la actualidad es reconocida como una de las artistas más importantes de Japón, y es una de las voces más importantes del avant-garde. Tiene exposiciones repartidas por todo el mundo, es alabada por los entendidos en arte y la gran favorita del público.

Las prolíficas obras de Yayoi Kusama son reconcocidas mundialmente, su arte obsesivo y repetitivo han hecho de sus lunares y sus calabazas su sello de identidad, consiguiendo colaborar con marcas de lujo como Louis Vuitton o la champaña Veuve Clicquot.

Como culmen de su trayectoria ha sido reconocida en su ciudad natal Matsumoto donde le han dedicado el Museo de Arte y también en la capital de Japón, donde en 2017 abrió sus puertas el Museo Kusama de Tokio, un edificio de cinco plantas dedicado íntegramente a la psicodélica obra de la artista.

Con una inquietud desbordante por el arte desde su infancia, con mucho trabajo y talento, dando visibilidad sobre las enfermedades mentales y como convivir con ellas, con su peluca roja y a sus 91 años, Yayoi Kusama ha conseguido ser oficialmente la artista viva más exitosa del mundo.

 

Si te has quedado con ganas de saber más sobre Kusama, puedes encontrar más información en el documental sobre su vida Kusama Infitity disponible en el catálogo de Filmin.

¿Y a ti, te gusta el arte de Kusama?

 

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