Luisa Casati: Musa, icono, performer, it girl.
Desde siempre he tenido mucha curiosidad por las vidas de otras gentes, curiosidad sana por vidas interesantes, excepcionales, aventureras o fuera de lo común. Vidas que me han hecho soñar y me han hablado de unos personajes fuertes, carismáticos e irreverentes que se saltaban las normas establecidas en la sociedad de su época.
Este tipo de biografías ha sido una lectura constante que me ha acompañado a lo largo de mi vida, y es por eso que quiero hablaros de la vida de la Marquesa Luisa Casati Stampa, un personaje muy particular que hoy en día sería tratada como la mayor performer del mundo, toda una It girl por la cual siento fascinación. Desde el primer momento que leí sobre ella, su personaje despertó en mí una ternura especial, porque la marquesa quería ser una obra de arte viviente. Pero… vayamos al principio, al origen de su leyenda.
Una mujer extravagante fuera de todo convencionalismo
Luisa Amman nació en 1881 en Milán, hija de un rico industrial del algodón, a los 15 años quedó huérfana heredando una extraordinaria fortuna. En 1900 se casó con el Marqués Casati Stampa di Soncino para separarse pocos años después tras el nacimiento de su hija, y al conocer al poeta Gabriele d’Annuncio; fue aquí cuando empezó a surgir la semilla del extraordinario, misterioso, oscuro y extravagante personaje que conocemos a día de hoy como la Marquesa Casati.
Luisa Casati, una vez separada, se fue a vivir a Venecia donde tenía una mayor libertad, concretamente al Palazzo Vinier dei Leoni, que después fue de Peggy Guggenheim y que actualmente es la sede del Museo Guggenheim en Venecia.
En este bello palacio creó su mito, enamorada de d’Annunzio el cual cambiaría su vida, al sumergirla en el mundo de los movimientos vanguardistas de los que se convirtió en su musa, y viviendo contra toda norma y establishment, con total libertad, creándose un nombre único por su irreverente forma de vivir. La Casati era conocida por dar las fiestas más extravagantes y estrafalarias del mundo y por vivir rodeada de lujo, amigos, bohemia, arte y moda. Entre muchas de las excentricidades de la marquesa destacaban sus paseos desnuda por la plaza San Marcos, cubierta sólo por un abrigo de piel y en compañía de sus guepardos -una costumbre que inspiraría a Cartier para crear su reconocido símbolo felino-.
La Marquesa Casati no tenía el físico ni la belleza ideal requerida en aquella época en Italia, era muy alta, huesuda, delgada y tenía los ojos saltones… pero supo extremar sus rasgos distintivos y hacerlos un plus de diferenciación y misticismo al exagerarlos. Luisa se pintaba los ojos con Kohl negro, utilizaba pestañas postizas e incluso a veces añadía tiras de terciopelo negro a modo de cejas, empleaba el jugo de la belladona en sus ojos para que sus pupilas se agrandasen y se parecieran a los de medusa, para impactar a todo aquel que la viera. Empezó a teñirse el pelo de naranja sangre y blanqueaba su piel con polvos blancos que la hacían más pálida. Decían que era bruja, que le gustaban las ciencias ocultas y que llevaba siempre consigo una bola de cristal.
Vivía rodeada de animales, tenía una amplia y extensa colección de mascotas, entre ellas un loro llamado Abracadabra, galgos, guepardos -domesticados debido a pequeñas dosis de opio- pavos reales que se posaban en las ventanas, mirlos blancos que teñía de diversos colores según las decoraciones de sus fastuosas fiestas, serpientes, monos… e incluso tenía una boa constrictor que llevaba envuelta en su cuello para sorprender a sus invitados.
Vestía de forma llamativa y peculiar, con plumas, turbantes, joyas excesivas con calaveras esmaltadas, perlas negras, e incluso portaba un pequeño quemador de incienso en su dedo meñique, llevaba ropa de lamé dorada y plateada con diamantes, sandalias con incrustaciones de piedras preciosas, sombreros de piel de leopardo o tocados de plumas… entre sus atuendos más sonados se encuentran un vestido con cientos de fechas eléctricas, un tocado de plumas de pavo real cubierto de sangre de pollo, un disfraz de San Sebastián, otro de arlequín, de la Emperatriz Isabel de Austria, otro disfraz con unos cuernos de carnero de oro pegados en sus sienes… –Lady Gaga ella es insuperable, sus performances todavía son recordadas- Fue la primera en llevar el archiconocido vestido de Fortuny y era una de las clientas más importantes de Poiret, famoso es su vestido fuente –Kate Perry tu vestido para el Met de candelabro o lámpara de araña, parece una imitación del vestido de La Casati– también la vistió el figurinista del ballet ruso, que creó espectaculares trajes que la coronarían como La reina de la noche.
Venecia fue testigo de las espectaculares fiestas, que daba tras los estrenos de las más importantes óperas y obras de teatro, fiestas consideradas auténticos eventos sociales, donde se daban cita las personalidades más distinguidas de la época.
Su casa era un escenario decorativo donde destacaba la fantasía, todo estaba orquestado al milímetro con todo lujo de detalles, desde la iluminación tenue con velas, la decoración, los arreglos florales, la vestimenta de los criados, sus animales engalanados con joyas, maniquíes de cera sentados a la mesa , sus góndolas blancas listas en la puerta… y como cuenta Judith Mackrel en su libro El Palazzo Inacabado: arte, amor y vida en Venecia, llamas verdes y azules en las chimeneas, debido a que los sirvientes lanzaban ralladuras de cobre a la lumbre; cualquier extravagancia era poca para la peculiar marquesa y su universo.
Luisa Casati: Musa e icono, mecenas y coleccionista
Con su look excéntrico y misterioso y su estilo de vida fuera de todo convencionalismo, la marquesa se convirtió en una de las mujeres más escandalosas de su época. Fue mecenas y musa en la Belle Epoque, poetas, artistas, pintores, escultores, fotógrafos, diseñadores y ocultistas se inspiraron en ella, su modernidad y futurismo.
Vivió como una body-performer, lo hizo con pureza y sin vulgaridad ya que creía en ello, quería ser una obra de arte viviente y así lo hizo. Era una mujer liberada, considerada la primera dandi y vamp de la historia. Vestida por Mariano Fortuny, Poiret, León Barkst, Erté, se adornaba con las exquisitas joyas de Lalique. Fue musa de los futuristas, como Martinetti, Depero, Boccioni e inmortalizada en cientos de obras de poetas como Montesquiou, escultores como Epstain o Paolo Troubetzkoy, pintores como Boldini, Romaine Brooks, Kees Van Dongen, Leon Bakst, Giacomo Balla, Natalia Goncharova, Aubrey Beardsley, Augustus Edwin John, dibujantes como Alaister, Gustav Adolf Mossa y fotógrafos como Cecil Beaton, De Meyer o Man Ray. También influyó en numerosos escritores y dramaturgos como Tenneessee Williams, que crearon personajes enigmáticos, extravagantes, excéntricos y outsiders basados en ella.
A día de hoy la Luisa Casati sigue inspirando a muchos artistas y diseñadores, como Galiano que dedicó una magnífica colección de Dior alta costura a la Marquesa o Karl Lagerfeld que se inspiró en ella para una de sus más aclamadas colecciones, la Colección Resort Crucero 2010 de Chanel, también Alexander Mc Queen, Armani, Tom Ford, Dries Van Noten… Incluso la diseñadora Georgina Champman se inspiró en ella para crear su firma Marchesa . Muchos fotógrafos siguen estimulando su creatividad gracias a ella y en su potente estética, para recrear una época pasada y una imagen de mujer fuerte y singular, como Peter Lindbergh para Harpers bazar en 2009, Paolo Roversi fotografiando a Tilda Swinton o Cecil Beaton con Marisa Berenson.
La primera Celebrity Internacional, It girl y reina del performance
La Marquesa Luisa Casati Stampa era una mujer de vanguardia, se consideraba una artista que contaba con un enfoque puro, que se creó un personaje estrambótico con unos ademanes deliciosos llenos de elegante soltura, una mujer obsesiva, a la que le gustaba provocar, con un estilo decadente y delirante, de carácter extraño pero brillante y con un magnetismo irresistible, que hicieron de ella un referente en sus días. Fue conocida mundialmente por sus excentricidades y grandes fiestas y a día de hoy sigue siendo una inagotable fuente de inspiración.
Luisa vivió en Milán durante su infancia, recién casada vivió en Roma, luego se trasladó a Venecia, debido a su espíritu nómada también estuvo una temporada en Capri, París, Nueva York… mientras coleccionaba palacios, animales exóticos, amantes, y gastaba a manos llenas su fortuna para entretener y gustar, convirtiéndose en una celebridad internacional.
La Casati tenía un propósito en la vida y era ser una obra de arte viviente, y para ello necesitaba una audiencia, un público que la admirase, de ahí sus muy estudiadas puestas en escena, que eran una forma de autopromoción, así pues todos hablaban de ella y los rumores sobre su vida se sucedían… medio siglo después, el objetivo de la marquesa de ser una manifestación del arte se sigue cumpliendo, es una leyenda viva que sigue inspirando a generaciones que buscan en su pasado para innovar en el futuro.
La decadencia de la última Femme Fatale
La actitud de la marquesa con el dinero era despreocupada, gastó su enorme fortuna en palacios, muebles, joyas, vestidos y fiestas, donde no faltaban las flores, el champagne, la cocaína y el opio para agasajar a sus distinguidas amistades. A pesar de las advertencias, ella continuaba con su exagerado modo de vida de lujo desenfrenado haciendo oídos sordos a su situación financiera, y afectada por el crack del 29 contrajo finalmente una gran deuda de más de 25 millones de dólares.
Debido a su ruina financiera, los tribunales organizaron una subasta pública de todos sus bienes, perdiendo todo su patrimonio y objetos de valor, disgregándose así su colección de arte formada por más de 130 obras, entre cuadros, dibujos, cerámicas, esculturas y fotografías pertenecientes a las corrientes artísticas de la primera parte del siglo XX, abarcando del Simbolismo al Futurismo, Fauvismo, Surrealismo, Liberty y Decó.
La mujer más rica de Italia terminaría sus últimos días viviendo en Londres, donde podía contar con su hija y algunos amigos. Se dice que vivía casi en la indigencia y que aún así seguía preocupada por su apariencia. Luisa murió con 76 años, fue enterrada con su abrigo de piel de leopardo, muy maquillada, con sus pestañas postizas y en compañía de uno de sus perritos pequineses, el funeral lo pagaron algunos de sus amigos y en su lápida quedó escrita una frase de la tragedia de Shakespeare Marco Antonio y Cleopatra, “La edad no puede marchitarla, ni la costumbre envejece su infinita variedad”
A mí, personalmente, Luisa Casati me despierta cierta ternura, creo que en el fondo no deja de ser una pobre niña rica, que había heredado una gran fortuna que no supo gestionar, una mujer tímida que se escondía tras un disfraz, una mujer adelantada a su época y que no encajaba en la sociedad que le tocó vivir, una niña que se sentía sola, que buscaba el amor de los demás y que tuvo un triste final.
Una mujer tal vez narcisista, pero impresionante, una librepensadora, una feminista, que vivía su vida sin que esta fuera dictada por ningún hombre, una escritora y activista política, una mujer en guerra contra la mediocridad. Tal vez y gracias a su riqueza se pudo convertir en la personalidad que hoy conocemos y también en parte, porque la sociedad de principios del siglo XX estaba empezando a cambiar y le permitió vivir libremente la Belle Epoque, los Años Locos, hasta su muerte… donde lo perdió todo en nombre del arte.
Una personalidad irrepetible, la única y auténtica primera performer del mundo.
Toda una vida dedicada al arte.
Inspiradora de tantos artistas, creadora ella misma. Agradezco mucho el artículo publicado y quiero conocer mucho más de ella.
Gracias Emilio, la Marquesa Casati fue un personaje excepcional y único, no me extraña que quieras saber más de ella, porque lo mismo me sucedió a mí cuando la descubrí, su vida fue fascinante. Me alegra muchísimo que te haya gustado el artículo, si quieres saber más sobre la Marquesa te recomiendo los libros «The Marchesa Casati» de Scot Ryersson y Michael Yaccarino,
«Infinite Variety: The Life and Legend of the Marchesa Casati» de los mismos autores o «Memorie di un’opera d’arte. La marchesa Casati» de Luca Scarlini, espero que te sirvan, saludos.